jueves, 27 de noviembre de 2014



La cartilla de racionamiento

Volveremos a sellar cartillas de racionamiento después de pasar un escrupuloso examen, para saber si somos merecedores de los pocos recursos públicos de los que dispone el Estado. Haremos largas colas para saber si este mes nos toca consulta médica gratuita o por el contrario nos toca pagar aún más por el servicio. En ocasiones, cuando hablamos de este desmantelamiento, parece que hubiésemos retrocedido siglos y volviéramos a estar anclados en el pasado.

Las mujeres, volveremos a quedarnos en casa a cuidar de nuestros hijos y a ejercer de amantísimas esposas, si dejamos que el Estado neoliberal, siga ejerciendo su poder valiéndose de esta moribunda democracia.

Vemos como nuestra sanidad, o nuestra educación, pasa a estar pendiente de la bolsa. Han conseguido mercantilizar poco a poco los derechos más básicos.

Después de unas campañas mediáticas demoledoras, nosotros  mismos nos creemos la necesidad de tener que pagar, o hacernos dignos de lo que ya han pasado a ser  unos privilegios de unos pocos.

Volveremos a creernos que son algunos pobres lo que se lo merecen, a aplicar la ley de vagos y maleantes, y ¿Qué será lo siguiente?

En el siglo XIX cantaban los socialistas aquello de “arriba los pobres del mundo…cambiemos al mundo de base hundiendo al imperio burgués…” y resulta que lo que hemos conseguido es darle la legitimidad necesaria al imperio burgués para que a base de mentiras y decretos impongan su ideología.

La privatización de los servicios sanitarios, las nuevas leyes de educación, y el desmantelamiento de los servicios sociales, han conseguido que sean las organizaciones sociales las que a través de la caridad, se vuelvan a hacer cargo de las clases olvidadas de nuestra sociedad, parados, enfermos, niños en riesgo de exclusión, inmigrantes… y un largo etcétera de personas que pasan a estar en manos de la labor de voluntarios y no de la responsabilidad del Estado.

Cuando acaben con esta ola de reformas, tendremos el país que cualquiera se merece; los impuestos serán más bajos, puesto que, con lo que nos ahorramos de estos pagos, tendremos que buscarnos un seguro médico adecuado a nuestra cartera, nuestros hijos estudiaran en colegios financiados por unas cuotas mensuales dignas de su calidad de enseñanza y llegaran a la universidad solo aquellos que lo merezcan, aquellos que disponen de recursos suficientes para costeárselo.

No estamos muy desencaminados, las bases del nuevo modelo económico liberal empiezan a consolidarse poco a poco, las raíces van hundiéndose en la tierra para que este monstruo que nos están imponiendo crezca y de sus frutos.

Empezaremos a hacer himnos nuevos para la nueva revolución que tiene que llevarse a cabo, para evitar que poco a poco nos lleven de vuelta a otros siglos.

Los partidos socialistas y sus políticas consiguieron dar vida a una nueva clase, la clase media, ahora mismo esta clase está prácticamente extinguida, por lo tanto tendremos que empezar a pensar a que clase pertenecemos o a cual queremos pertenecer y con ello ajustarnos a nuestra propia cartilla de racionamiento.

Noelia Ordieres Buarfa




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