La Libertad de Expresión y la Seguridad en Europa
La
primera sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo no ha tenido como tema
principal el que se preveía en diciembre (el programa de inversión de Juncker).
Los actos terroristas ocurridos la semana pasada en Francia han marcado los
principales debates en la Eurocámara, sobre todo en dos puntos: la libertad de
expresión y la seguridad.
Muchos
eurodiputados se han esforzado estos días en ser lo más políticamente
correctos. Estamos ante un suceso en el que se requiere medir muy bien las
palabras para no levantar polémicas. No obstante, los hay que sin ningún pudor dicen
lo que realmente piensan (ver http://bit.ly/1ybVi6d): "El enemigo no está
en Moscú, sino en las mezquitas de París y de Marsella. Lo que tenemos que
hacer es derrotar el socialismo porque está arruinando la industria y atrae a
los peores elementos con subsidios sociales. Tenemos que introducir la pena de
muerte. No podemos ganar la batalla si ellos nos pueden matar y nosotros no lo
podemos hacer. La Unión Europea tiene que ser destruida". Janusz
Korwin-Mikke es el autor de estas lamentables palabras.
Al
Presidente del Parlamento Europeo le han preguntado en una rueda de prensa su
opinión sobre cuál es el límite para expresar la opinión que uno quiera (ver a
partir del 28:10 en http://bit.ly/1KJjO1O): "Un eurodiputado está
protegido en el Parlamento. No está sujeto al Código Penal, y en principio no se
debería de abusar de este privilegio para incitar al odio, al antisemitismo y a
la islamofobia, pero en el Parlamento hay diputados que de forman sistemática
intentan provocar y sondean el terreno para ver hasta dónde pueden llegar. A mí
entender no es nada fácil. Es contradictorio que el Parlamento Europeo defienda
la libertad de expresión y luego ponga límites. Por lo general yo soy muy
generoso, pero es obvio que lo que dijo esta persona deberá investigarse. Desde
mi punto de vista el contenido de su mensaje es un caso para remitir a nuestros
servicios médicos".
Si no
está claro dónde se puede establecer el límite a la libertad de expresión, el
tema de la seguridad parece más sencillo. La Presidencia de Turno de la UE, que
este primer semestre de 2015 recae sobre Letonia, quiere hacer realidad la
aprobación del llamado PNR (Passenger name record, registro de datos de
pasajeros), siglas utilizadas para
designar la información relativa a reservas de viajes. El PNR contiene todos
los datos relacionados con la reserva (aérea, de hotel o alquiler de automóvil)
de una persona. Francia, en boca del primer ministro Manuel Valls, considera que el PNR "tiene que ser
imperativamente aprobado por el Parlamento Europeo", que "debe
ayudarnos para vigilar los movimientos de sospechosos".
Los
socialistas europeos en 2010 ya votamos en contra de esta normativa al considerar
que invadía la intimidad personal de los ciudadanos, pero ahora mismo no existe
una postura oficial sobre qué se votará cuando llegue el momento de decidir. A
su vez, la primera ministra letona Laimdota Straujuma no ha descartado que
durante estos próximas seis meses haya molificaciones en el Tratado de Schengenm
y ha recordado que países como Bulgaria y Rumanía deben cumplir una serie de
criterios para poder formar parte de él.
Bajo mi
punto de vista sería inaceptable una rebaja en las libertades de los europeos,
pero no confío en absoluto en un futuro abierto y libre. En España tenemos el
ejemplo de la Ley Mordaza que el PP ha aprobado y no son pocas las noticias que
salen de vez en cuando de españoles que están siendo expulsados de países de la
UE. Es un grave error que vayamos hacia atrás.
Diego Valiño Sevas
Bruselas