martes, 10 de octubre de 2017

POBREZA ENERGÉTICA (por Tino Cortina Calleja)

Sin ánimo de pontificar;
con ánimo de polemizar.


La pobreza energética se da por una combinación de ingresos bajos, precios de la energía doméstica altos y deficientes niveles de eficiencia energética en viviendas

Puede decirse que un hogar está en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar lo que cuestan los servicios de la energía necesarios para la satisfacción de sus necesidades domésticas, o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda.

Sin pretender hacer un estudio exhaustivo expondré unas pinceladas para enmarcar este problema que es más complejo de lo que parece y que para darle solución requerirá de
políticas que van más allá de remediosa corto plazo que mitigan las consecuencias pero no solucionan el problema social de la pobreza energética. La magnitud de este problema en nuestro país se refleja en el estudio Pobreza energética en España. Análisis de tendencias (ACA, 2014)que concluye que, en 2012, el 17% de los hogares españoles tenían gastos desproporcionados en el pago de las facturas de la energía doméstica lo que suponía más de 7 millones de personas. Así mismo, el mismo año, el 9% de los hogares españoles se declaraba incapaz de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno, es decir, más de 4 millones de ciudadanos. Esto situaba a nuestro país en 2012, como el cuarto país europeo con mayor número de ciudadanos inmersos en dicha incapacidad.

Hay dos formas de enfrentar este problema, una es la forma paliativa que enmascara y como mucho mitiga los efectos del problema, como:

  • Definición de consumidor vulnerable
  • Ayudas asistenciales 
  • Impedir el corte de suministro en la estación fría
  • Redefinición del bono social 
  • Establecimiento de facilidades de pago por las comercializadoras 
  • Microrreformas de bajo coste en viviendas 
  • Mejoras en la coordinación y gestión de los agentes implicados

Estas medidas, que es obligado hacer, no atajan el problema en su raíz, que al fin y al cabo es un problema de injusticia social. Hay otras políticas que combaten la desigualdad y la injusticia que sí son capaces de solucionar este problema.

En la pobreza energética concurren tres factores que deben tenerse en cuenta a la hora de definir políticas encaminadas a hacerle frente y atacar esta problemática en su origen:

  • Renta familiar disponible 
  • Precios de la energía 
  • Calidad energética de la vivienda

Estos tres componentes sirven para comprender cómo surge el fenómeno de la pobreza energética y proporcionan puntos a tener en cuenta sin los cuales no se podrán definir e implantar políticas públicas encaminadas a solucionar este problema social.

Renta familiar disponible

Los hogares con alguno de sus miembros en situación de desempleo son los más propensos a estar en pobreza energética. La pobreza energética está determinada en muy gran medida por el nivel de ingresos del hogar, las familias con mayor renta disponible no sólo tienden a ocupar viviendas de más calidad, sino que también pueden gastar más dinero en satisfacer sus necesidades de energía doméstica. Al ser los salarios la principal, y en la mayoría de los casos, la única fuente de ingresos de casi todos los hogares activos, estar en situación de desempleoo con empleo precario, incrementa la probabilidad de pertenecer a un hogar con problemas para hacer frente a sus facturas de energía doméstica.
En nuestro país, a una tasa de desempleo brutal, hay que añadir la precariedad laboral y la depreciación de los salarios, consecuencias de las políticas de austeridad implantadas por este gobierno; por lo que proporcionalmente, el número de hogares en pobreza energética o en peligro de caer en ella, son muchos más que en el resto de Europa.
Éste, el de la mejora de la renta familiar disponible, es uno de los frentes en los que actuar contra la pobreza energética, con políticas fiscales que repartan mejor y más justamente la riqueza,y políticas activas de promoción de empleo que creen empleos de calidad.

Precios de la energía

El precio de la energía en nuestro país es de los más altos de Europa, el quinto precio de electricidad de consumo doméstico más elevado de los 28 países miembros de la UE, solo superado por el de Dinamarca, Alemania, Irlanda e Italia. Si se introduce la variable del poder adquisitivo de cada país, que compara el precio de otros productos con el de la energía, España tiene la cuarta energía más cara, y Portugal, Alemania y Rumanía ocuparían los tres primeros puestos de la lista. Algo similar ocurre con el gas natural, que tiene en España el tercer precio más alto de la UE, por detrás de Suecia y Portugal; desde 2008 el precio de la electricidad en los hogares europeos ha subido cerca de un tercio, mientras que el precio del gas se ha incrementado sobre un 25%. Estas consideraciones nos llevan a deducir que otro importantísimo campo de actuación para remediar el problema social de la pobreza energética, es la necesidad de una profunda reforma del sector eléctrico, en la que no entro porque llevaría un extenso espacio impropio de esta exposición.

Calidad energética de las viviendas

Vivir en una casa con temperaturas inadecuadas aumenta el riesgo de sufrir ciertas enfermedades y de morir prematuramente. Ocupar una vivienda con temperaturas inadecuadas durante el invierno o con moho y humedades tiene efectos sobre la salud. Por esta razón, la pobreza energética está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades físicas y mentales como asma, artritis, reumatismo, depresión, ansiedad, etc.; que afectan más intensamente a segmentos de población vulnerables como niños, adolescentes y ancianos. Además, se sabe que es también una de las causas del aumento de la mortalidad causada por enfermedades cardiovasculares y respiratorias entre personas mayores de 60 años durante los meses de invierno. Sin duda la rehabilitación profunda de los edificios donde habitamos es una solución para prevenir y evitar la pobreza energética. La climatización del hogar supone alrededor del 50% del gasto en energía doméstica de un hogar por lo que reducir la demanda energética del edificio mediante la mejora de la envolvente térmica, mejorar la eficiencia energética de las instalaciones, incorporar fuentes de energía renovables, incorporar nuevas tecnologías y mejorar la gestión de la energía son las medidas que realmente harán que el hogar salga de la situación de vulnerabilidad energética en la que puede encontrarse en periodos de crisis o ante posibles incrementos de los precios de la energía.
Mejorar la eficiencia energética de las viviendas reduce la incidencia de la pobreza energética además de generar empleo, por lo que otro campo de actuación en la erradicación de la pobreza energética es la rehabilitación de viviendas con planes con mecanismos de financiación de las actuaciones.

Tino Cortina Calleja (miembro de IS-OVIEDO)

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