jueves, 17 de mayo de 2018

Hacia un modelo energético sostenible y más justo (por Tino Cortina Calleja)


Una definición clara, concreta y detallada sobre la energía como bien básico debería ser un elemento fundamental dada su importancia clave en nuestra sociedad.

El Cambio Climático nos obliga a hacer, de forma inmediata, lo que necesariamente tendremos que hacer; cambiar el modelo de desarrollo y particularmente el modelo energético actual que nos lleve hacia una mayor sostenibilidad en una economía descarbonizada.

Este cambio de modelo energético es una necesidad medioambiental, estratégica y social; es viable por el inmenso margen de ahorro y eficiencia que se puede conseguir en el uso de la energía; y es una oportunidad, una excepcional oportunidad para cambiar el modelo productivo.

Estos tres ejes, válidos en todo el planeta, son todavía más destacados en el caso de nuestro país; que tiene la mayor dependencia energética del exterior de todos los países de nuestro entorno; que no cumple sus compromisos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero; que ha estado a la vanguardia en el aprovechamiento de las Energías Renovables que son la mejor herramienta para reducir con urgencia la dependencia energética y las emisiones; que cuenta con un tejido empresarial de punta en un sector de alto valor añadido como es el de las renovables, con capacidad de creación de empleo, con capacidad de exportación y con liderazgo de sus empresas.

Por ello debemos plantear otra política energética y otra política económica que sustituya a la actual centrada solo en la defensa de los intereses del sector empresarial energético y no en la defensa del consumidor y de los intereses generales de la sociedad.

Las líneas generales de actuación han de tener como idea fundamental hacer del Ahorro, la Eficiencia y el desarrollo de las Energías Renovables, el eje central de la política energética para conseguir:

  • Reducir nuestra alta dependencia energética del exterior, muy por encima de la media de la Unión Europea.
  • Reducir el consumo y el gasto energético mejorando la eficiencia de la economía.
  • Eliminar las emisiones contaminantes a la atmósfera, obligación en la que seguimos incumpliendo nuestros compromisos internacionales.
  • Potenciar un sector tecnológico e industrial de punta que se convierta en el eje de la transformación tecnológica que la economía española necesita.
  • Situar a los ciudadanos en el centro del sistema energético del futuro en una doble vertiente, como consumidor y como generador.
  • Propiciar un cambio en la cultura del uso de la energía.
  • Establecer las medidas adecuadas para lograr la mayor transparencia del sector energético ante la sociedad.
  • Trasladar señales claras de precio que incentiven una nueva concepción de la energía como bien básico.
  • Optimizar el proceso de transición, desde la realidad actual mejorando la eficiencia tanto de los procesos de transformación de la energía primaria en energía final, como en los usos y en los procesos de gestión final de la energía.
  • Reducir el peso de las fuentes contaminantes adecuando su régimen a una función de respaldo.

En definitiva, “transformar el modelo energético, incorporando a partir del respeto al medioambiente y del desarrollo tecnológico, un valor seguro y una señal al exterior de liderazgo en el camino hacia una economía descarbonizada”.

Esta transformación sería llevada a cabo, mejor, con un sector energético público, cuyo fin es satisfacer los intereses colectivos y velar por el bien común.



Tino Cortina Calleja
cortinacalleja@gmail.com

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