RAJOY Y EL PROBLEMA
CATALÁN
Por Juan Manso García
Ante el problema catalán podemos
decir lo del refrán: ¡Éramos pocos y parió la abuela!, es decir, tenemos pocas
crisis (económica, política, europea, etc.) y surge la de los nacionalismos. El
problema es complejo y hay múltiples factores que inciden en él. Uno de ellos
lo expresó bien el rey en su discurso de la entrega de los Premios Princesa:
“Que nadie construya muros con los sentimientos”. Efectivamente, si bien en
política es necesaria alguna dosis de pasión (sentimientos), ésta debe estar
siempre controlada por la razón, y en el tema de los nacionalismos ocurre al
revés.
Dicho esto (y por lo que a
nosotros nos incumbe más directamente por la proximidad de las elecciones), no
podemos pasar por alto la nefasta política seguida por Rajoy en el conflicto
catalán, hasta el extremo de que es uno
de los factores más determinante de la crisis (tras la errática política de
Artur Mas). Y es que fue un discípulo aventajado (el maestro fue Aznar) en
utilizar los problemas para hacer políticas partidistas. Tiene buenos
antecedentes: la vergonzosa utilización de las víctimas de ETA; atribución a
esa banda terrorista del atentado del 11-M, implicando, de paso, al PSOE; las
mentiras sobre las armas de destrucción masiva en poder de Sadam Husein (por
cierto, ¿pedirá Aznar perdón como hizo recientemente Blair?); utilización
interesada de la jerarquía de la Iglesia, etcétera.
Los despropósitos de Rajoy en el
problema catalán son bien conocidos: no sólo no tendió puentes con esa
autonomía, sino que actuó de pirómano, llevando el Estatut a los tribunales,
recogiendo firmas o promoviendo el boicot a los productos catalanes. Creo que
éste es un factor importante a tener en cuenta a la hora de acercarnos a las
urnas el próximo 20-D.
En Gijón, a 13 de noviembre de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario