domingo, 7 de diciembre de 2014


El principal reto comercial de la UE 
en los próximos años: el TTIP
 

Llevo por motivos de trabajo tres meses viviendo en Bruselas y por ello tengo el privilegio de presenciar la actividad diaria del Parlamento Europeo, ese lugar que a priori es la cámara legislativa más importante dentro de la UE (o eso nos dicen una y otra vez en periodo electoral) pero luego (una vez pasados los comicios) nadie le da la más mínima importancia. ¿Mi opinión? Obviamente que se deciden temas vinculantes para todos, y aquí quiero hablar del que a mi juicio será el más interesante en esta legislatura: ¿tendremos finalmente un acuerdo comercial con EE.UU.?

Para empezar, hay que decir que el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (conocido por el acrónimo en inglés ‘TTIP’) se está negociando en la actualidad entre el Gobierno de Obama y la Comisión Europea (en concreto por la Comisaria de Comercio, Cecilia Malmström). El punto 7 del documento (que se ha desclasificado [http://data.consilium.europa.eu/doc/document/ST-11103-2013-DCL-1/es/pdf]) señala que “el objetivo es aumentar el comercio y la inversión entre la UE y los EE.UU. haciendo realidad el potencial sin explotar de un auténtico mercado transatlántico que genere nuevas oportunidades económicas de creación de empleo y crecimiento mediante un mejor acceso al mercado y una mayor compatibilidad reglamentaria y marcando una pauta en materia de normas mundiales”. La semilla a este documento se pone en 2011 cuando se crea un Grupo de Trabajo de Alto Nivel encargado de estudiar la reducción de los obstáculos para el comercio entre EEUU y la UE. El 13 de febrero de 2013, Obama, van Rompuy y Barroso anuncian que se inician las negociaciones para alcanzar un pacto (http://europa.eu/rapid/press-release_MEMO-13-95_es.htm).

Con la nueva Comisión Europea capitaneada por Jean-Claude Juncker, las negociaciones parece que seguirán su curso pero con una notable diferencia: se impulsará la transparencia en todo el proceso negociador (se desclasificarán y se darán a conocer todos los acuerdos alcanzados [o eso ha prometido Cecilia Malmström]). Llama la atención que cuando uno busca información en Internet acerca del TTIP se encuentra contenidos que denuncian la opacidad y secretismo con el que se ha estado hasta ahora acordando punto por punto. Según Malmström, que participó hace unas semanas en un evento del grupo S&D, todos los Eurodiputados tendrán acceso a la información (salvo aquellos que requieran no desclasificarse, sin especificar por qué) y en la web de la Dirección General del Comercio (http://ec.europa.eu/trade/) el resto del mundo también podremos consultar el sentido de las negociaciones. El principal argumento que usa la Comisión Europea para defender el TTIP es que si se elimina la “regulación innecesaria” y las “barreras burocráticas” la economía europea podrá crecer en 119.000 millones de euros cada año y generar millones de puestos de trabajo.

En palabras de la propia Malmström, la negociación no se acabará ahora, así que ante las mejores previsiones, quizás hasta finales de la legislatura no entre en vigor el acuerdo (todo en la UE va lento). El proceso para la aplicación de esta norma es la siguiente: Malmström lo presentará ante el Consejo de la UE (reunión de Jefes de Estado y de Gobierno) y podrá salir adelante si se aprueba por mayoría cualificada (es decir, un 55% de los Estados que representen el 65% de la población). De ahí irá al Parlamento Europeo, y si también pasa el trámite, a cada parlamento nacional europeo (que votarán la totalidad del proyecto, con lo cual será imposible introducir enmiendas). Sin que se prevea someterlo a un referéndum ciudadano, el acuerdo quedaría aprobado.

Para ambas partes hay partes positivas y partes negativas. Lo que tendrán que estudiar y decidir EE.UU. y la U.E es si les conviene o no. Por ejemplo, en materia de derechos laborales saldría perdiendo la U.E, ya que EE.UU. no tienen suscrito todos los convenios fundamentales de la O.I,T.; para EE.UU, se eliminaría la preferencia que tienen las empresas norteamericanas de conseguir un contrato público a favor de las europeas.  

Pero sin duda el punto más polémico tiene que ver con el llamado ISDS (las iniciales de Investor State Dispute Settlement, que permitiría que las multinacionales pongan demandas contra las decisiones de los estados). Según la Comisión Europea el objetivo de la ISDS es “encontrar un equilibrio entre el derecho de los Estados a regular y la necesidad de proteger a los inversores”. Concretando: cuando una empresa multinacional o un fondo de inversión considere que una ley de un parlamento democrático perjudica sus intereses, el ISDS le concede el derecho a demandar, ante tribunales privados con dudosos conflictos de intereses, a cualquier país por las pérdidas de beneficios derivadas de cambios legislativos. Los lobbies empresariales no quieren ni oír hablar de un TTIP que no incluya el mecanismo ISDS y la Comisión hasta ahora no ha mostrado su oposición a esta parte del tratado.

En los diferentes países de la UE no hay un debate a fondo de este asunto, desde mi punto de vista. En el Parlamento Europeo sabemos que el grupo del PP lo aprobará y el de Los Verdes e Izquierda Unida Europea votarán en contra. Entre los liberales no hay unanimidad, pero de quien más se espera que se posicione es sin duda el Grupo Socialista, que quiere un acuerdo con EEUU pero no a cualquier precio (http://www.socialistsanddemocrats.eu/newsroom/sd-group-do-not-allow-investor-state-dispute-settlement-isds-jeopardize-trade-deal-between). A día de hoy, para los socialistas el estado de las negociaciones debe continuar y mejorar los aspectos más polémicos (esa es la posición oficial).


Lo interesante es que este asunto tuviera muchísimo más interés social del que tiene. Implicaría de aprobarse muchos cambios en la vida de los europeos, y está el difícil dilema de si en la balanza hay más partes negativas que positivas. Pienso que los socialistas no nos debemos dejar llevar por el antiamericanismo que propugnan algunos partidos de izquierdas, pero tampoco ser seguidores a ultranza de las tesis de los norteamericanos como hace la derecha. Me parece que la política tiene que dar su mejor perspectiva y es interesante que entre EEUU y la UE exista un fluido diálogo que consiga un buen acuerdo (si es que llega a realizarse) para ambas partes. Lo alcanzado hasta la fecha no me gusta, pero quizás, si el debate se abre y con el TTIP se comienza una nueva manera de negociar acuerdos, creo que habremos dado un paso importante para la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones. Veremos qué pasa…

Diego Valiño Seva
Bruselas

1 comentario:

  1. Un acuerdo comercial transparente, basado en la equidad, el beneficio mutuo y el comercio justo-por resumir-y que promueva el crecimiento económico y el empleo, es necesario y de gran interés para la UE y sus miembros.

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