Ser mujer y ser libre
Hechos
constatados cuando nos referimos al machismo imperante en la sociedad que nos
rodea, aunque también es verdad que si hablamos de avances y de retos
conseguidos, las mujeres hemos de ponernos a la vanguardia de la lucha, de los
retos superados y también de la no resignación.
No sé en qué momento exacto una mujer se decidió a llevar la contraria a
ese mundo impuesto para nosotras, pero está claro que incluso antes de los textos de Mary
Wollstonecraft en 1972, tenemos referentes para demostrar que en cada momento
de la historia han sido más mujeres las que se han ido sumando a la rebelión
por una igualdad real, por no dejarnos arrastrar por los mecanismos caducos, perfectamente
elaborados por una ideología encabezada por la iglesia católica y su ala más
rancia y radical.
No
podemos negar, que cuando más no hemos rebelado a los cánones impuestos por
este sistema patriarcal, más difícil nos está siendo ser completamente libres,
pues decidirnos a avanzar, supone en muchas ocasiones un coste emocional e
incluso físico que es poco reconocido y todo ello, porque nuestras mentes,
nuestras ideas y nuestros sueños de igualdad viajan más rápido que los
mecanismos que ponen los estados para lograrlo. Los datos nos dicen que la
mitad de las familias monomarentales viven en riesgo de pobreza, la crueldad de
estos, hace que a día de hoy en nuestro país muchas mujeres se piensen en
abandonar matrimonios o relaciones fracasadas, en muchos casos con violencia de
genero por el medio por el miedo a que sus hijos e hijas vivan este tipo de
situación tan dramática.
Los
mecanismos del estado, aunque hayan avanzado en los últimos años, siguen siendo
insuficientes para que, ante estas situaciones, muchas mujeres el día que
deciden tomar decisiones no se vean condicionadas por la situación en la que se
encontrarán en el momento que decidan poner fin a una relación. La conciliación
de la vida familiar y laboral en este país sigue siendo un término sin
contenido, los horarios laborales nunca se adaptan a por ejemplo, los horarios
escolares y ni siquiera hay proyectos reales para cubrir un horario laboral de
8 horas que bien puede abarcar desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la
noche (horario comercial)
No
estamos pidiendo mecanismos sustitutorios de la figura de los progenitores,
estamos hablando de una igualdad real y efectiva, que hace que las mujeres
sigamos sometidas a presiones en muchos casos con costes demasiado elevados,
bien para nuestra salud emocional como para nuestra salud física.
No está
la sociedad obligándonos a ver nuestra vida ligada a la de otra persona?, En
que momento podemos ser verdaderamente libres e iguales si no disponemos de tal
libertad para planificar nuestra vida? Debemos renunciar a nuestra maternidad o
a nuestra felicidad? Estás son preguntas que debemos hacernos para ser capaces
de construir una sociedad que disponga de los mecanismos suficientes como para
que no seamos nosotras una vez más, las que acabemos renunciando a todo aquello
que por derecho nos pertenece; decidir nuestra forma de vida, nuestra
maternidad, nuestro futuro profesional, nuestras relaciones sociales y un largo
etcétera que a día de hoy si eres hombre, nadie cuestiona, pero que si eres
mujer todo el mundo te exige que sigas el camino que suponen que para ti está
determinado en esta sociedad, aún demasiado contaminada por los bautismos de
quién considera que tiene la palabra de un Dios del que unos pocos se han
apoderado, pero no nos engañemos, incluso en la mentalidad de aquellos que
reniegan de su machismo, incluso en la boca de muchos (y muchas,
desgraciadamente) sigue cuestionándose las decisiones de las mujeres que libremente
deciden hacer su vida según sus criterios y no según lo que el resto les marca.
Hemos
de avanzar mucho, pero sobre todo hemos de no rendirnos, no caer en los
suplicatorios que nos llegan de normalidad (su normalidad), debemos
reivindicar y exigir las herramientas suficientes
para que ser mujer y madre no suponga pertenecer a un colectivo abocado a la
pobreza, pues en la actualidad, es lo que somos, algo que en muchas ocasiones
nos sirve para nunca decidirnos a ser libres y seguir viviendo subyugadas a
relaciones toxicas.
Las
mujeres en este país, seguimos sin ser libres, que no se nos olvide.
Noelia Ordieres Buarfa
Ribadesella, ASTURIAS
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